Podría inventar una anécdota sobre cómo me sentí al abrir la boca y empezar a llorar,
Pero no lo haré, porque a ti no quiero mentirte.
En todos estos años sólo he sentido la necesidad de vivir mi vida al máximo,
y de olvidarme de los problemas...
Hasta que te conocí.
Entonces abrí los ojos, y verdaderamente, creo que fue la primera vez.
Ya no me apetece probar bocas nuevas,
ni camas,
ni almas.
Me apetece sentarme, cogerte de la mano y dejar pasar la vida.
Dejar pasar la vida a tu lado.
Ver nacer arrugas. Heridas.
Ver crecer problemas.
Erradicarlos con soluciones.
Formar una familia...
Y volver a cerrar los párpados, cada noche.
Olvidándonos de todo lo que existe...
Excepto nuestro abrazo,
que dure para siempre.
Eso quiero,
regalarte todo el tiempo que tengo.
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