sábado

You're Everything.

Hace 19 años que naciste, y han pasado dos desde la primera vez que me senté delante de esta pantalla con la intención de contarte mil cosas. Mil cosas que revolotean siempre en mi cabeza, pero que se me escapan cuando intento plasmarlas... Hoy es un día especial... hoy voy a hacer un esfuerzo.

El principio fue como un panal de abejas en el estómago, un ronroneo insistente cuyo trabajo era predecir algo tan dulce como la miel. Algo tan dulce como tú.
¿Recuerdas...? Bueno, claro que recuerdas. Recuerdas mis pómulos del color de los tomates que tanto odias, pero que en mi cara te hacen tanta gracia. Recuerdo tus hoyuelos, tan profundos que cualquier deportista de riesgo habría querido zambullirse en ellos. Tu sonrisa, que me dejaba sin habla, a mí, que el habla es lo único que no me falta.
Y sucedió.
Bueno, más bien sucediste.
Cada noche fuiste en mi cabeza el desayuno, la comida y la cena. Los postres, las meriendas. Desde aquel quinto día fuiste la idea sobre la que mi mente gira, y gira, y gira... en esta especie de circulo vicioso, en el que el vicio es el menor de los problemas.
Tú eres los pilares del castillo de naipes que, no sin esfuerzo, construyo cada día para poder salir del paso. Eres cada vaso de agua en cada uno de los días soleados.
Cada manta en aquellos en los que el sol está demasiado ocupado.
Te empeñaste en vivir en una parte de mi alma en la que nada te falta...
tienes amor, tienes batalla, tienes sonrisas y muchas, muchas lágrimas.
A veces mis ojos te buscan... y te encuentran brillando entre todos mis problemas.
Y aunque a veces les pegues patadas, los remuevas y no los entiendas, cueste lo que cueste, los deshaces uno a uno, sin prisa y con paciencia.

Hoy quería hacer algo diferente. Quería demostrarte que, muchas veces, eres la única inspiración que tengo a mi alcance, y que aunque me haya costado tres días de un constante quebradero de cabeza... he escrito una canción. Para ti.
Una canción que significa muchas cosas y que, aún después de tres días, aún me parece totalmente insuficiente.
Me gustaría ser capaz de plasmar entre cuatro acordes todo lo que despiertas dentro de mi cabeza, pero todavía no tengo la práctica ni la soltura necesarias. Una vez más espero, desde lo más profundo de mi metro y medio, que te guste. Nunca había hecho esto, pero por ti ha merecido la pena.
Por ti siempre merece la pena.
Feliz cumpleaños, mi vida. Te quiero más de lo que nunca he llegado, ni llegaré a querer a nadie.




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