sábado

Emptiness

Ha vuelto a pasar. Ha vuelto a pararse todo dentro de mí. Ya sabes de qué hablo, del vacío horrible y la rabia. De la ausencia total de sentimiento. De los te quiero vacíos como pozos secos. De los enfados y las ganas de irme, de cerrar de un portazo para que el ruido me ayude a olvidar los golpes. Estoy vacía, como las noches, que se han vuelto una rutina que se ha empeñado en acabar con mi vida. De la ausencia de cariño. De tu cariño. De la manera en la que aceptas que no nace de ti la necesidad de transmitir lo que hace a penas unos meses parecía volverte loco. La necesidad de transmitir que me quieres. No la tienes. A veces hay un amago y me emociono, pero la vuelta a la realidad siempre me puede. Duele. Me he olvidado de que me necesitas, porque las palabras no me demuestran lo que tus actos han hecho durante dos años. Tus palabras... Me pregunto dónde han quedado todas aquellas que siempre tenías guardadas, expresamente para dedicarme. Me pregunto dónde quedan las lágrimas, las sonrisas. ¿Dónde hemos dejado nuestras noches perfectas, nuestra alegría y nuestra fuerza? No puedo evitar sentirme vacía cuando una y otra vez intento recuperarte, pero nunca obtengo nada a cambio. Me gustaría saber en qué parte del camino tu mente decidió que no hacía falta seguir demostrando lo que sientes, porque supuso que después de dos años, hacerme ver que me quieres, no era tan necesario.

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