lunes

Septiembre

Ahí estás, parado. Apoyada la cara sobre el puño y con la mirada fija en la pantalla.
Mi parte favorita es en la que finjo que no me estás mirando, hasta que me rindo y te miro...
Y sonrío, claro. 
Y me pides que te haga caso, pero sabes que no te estoy ignorando,
que hasta mientras que haces el payaso es razón suficiente para escribirte...
Porque te quiero. 
Y cualquier sonrisa que me eches será suficiente para que me ría,
porque hasta cuando no quiero ni hablarte evito mirarte,
porque con cualquier te quiero consigues evadirme.
Querría decirte muchas más cosas, pero me desconcentras.
No puedo contigo ahí al lado sonriendo.
Es como intentar no comer teniendo hambre, 
salvo que tu eres el hambre...
y también la comida.

1 comentario:

Aprieta el gatillo.