martes

El comienzo de la segunda parte

Estoy llena.
Hace unos meses, si gritabas desde lo más profundo de mi estómago solo escuchabas vacío. Mi mente intentaba llenar el espacio con horas ocupadas devorando libros, historias, dibujos y cualquier tipo de actividad que me mantuviera a una distancia óptima de ti y de mi hueco interior. Pero no pude soportarlo. No pude quedarme a ver como mi falta de sentimientos hundía tus esperanzas. No podía seguir mintiendonos. Y me fui.
Me fui no muy lejos, y me escondí entre enfados y celos. Fingía que no estaba, que mi vacío y yo te habíamos olvidado. Te daba mil lecciones sobre cómo superarme, sobre cómo seguir adelante sin mí. Perdóname por aquello, de verdad creía que ya no te necesitaba...
Y un día, sin más, algo apareció en medio del gran hueco que tenía dentro. Algo pequeño, que creció en un par de días y empezó a agobiarme... Te echaba de menos.
Me faltaba un te quiero y un abrazo. Me faltaba tu voz, tus manos.
Me faltabas.
Y mírame ahora, mi vida, mírame ahora. Estoy llena. Si alguien gritara desde lo más profundo de mi estómago, ni yo misma oiría nada. He vuelto al principio. Aquella pequeña necesidad de ti fue el comienzo de la continuación. Fue el comienzo de la vuelta atrás. Fue el comienzo de la segunda parte, en la que tú y yo descubrimos que no podemos el uno sin el otro.
Somos eternos, otra vez...
Somos nosotros.

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