miércoles

24

24 horas son demasiadas para un sólo día. Demasiado espacio para cambios de humor drásticos y repentinos. Demasiado tiempo para demasiadas cosas, demasiado largas y que necesito demasiado. Y riñas, y broncas, y estufidos. Y tienes que hacer, tienes que ir, tienes que ver. Y resoplidos. Y malas caras. La sonrisa de primera hora que se me resbala entre las manos, las lágrimas que, sinceramente, no tienen ningún sentido. La presión en el pecho... o la ausencia de ella. El agobio. Las ganas de irme lejos, muy muy lejos. Las ganas de desaparecer.
No me preguntes, yo no lo sé.
Explícame tú lo que me pasa.

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