viernes

Si me quieres...

Ahí viene otra vez. Todo empieza con un cosquilleo muy suave en la punta de los dedos... Y luego llega el calor. Noto perfectamente cómo me recorre desde las palmas de las manos, pasando por los hombros, hasta llegar al pecho. Podría describir cómo el corazón acelera por un segundo, repartiendo con ansia por mi cuerpo toda esa sangre hirviendo que consigue ruborizarme... Es increíble cómo se retuerce mi alma de alegría cada vez que me dices que me amas.

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Aprieta el gatillo.